El pasado miércoles tuve la suerte de asistir a una vertical organizada por Bodegas Valdemar en Antigua Bodega de San Blas. Una cata vertical es, en palabras de Raquel Líquida, la "degustación de un mismo vino a lo largo de varias añadas, que no necesariamente tienen que ser seguidas". Así en la cata de Valdemar los asistentes degustamos vinos de La Rioja Alavesa Conde de Valdemar, la línea más clásica de la bodega, y vinos Inspiración Valdemar, la marca más joven que explora nuevas alternativas. La intención era conocer la historia y los rasgos diferenciales de estos vinos catando diferentes añadas, y descubrir su potencial en armonía con pinchos preparados para la ocasión. Cada pincho fue ideado en función de las características organolépticas los vinos, para resaltar alguna peculiaridad.
Empezamos con Conde de Valdemar Blanco 2011 e Inspiración tempranillo Blanco 2011. El primero de ellos elaborado con uva de la variedad viura y fermentado en barrica (Bodegas Valdemar fue pionera en esto), el segundo un sorprendente vino blanco 100% uva tempranillo blanca.
Continuamos con tintos Inspiración Valdemar 2008 y 2010, Inspiración edición limitada 2005 y 2008, e Inspiración Valdemar Maturana 2005 y 2008. Este último par, bajo mi humilde opinión, el mejor de toda la velada: ambos carnosos, con cuerpo y retrogusto largo, características propias de la uva maturana. Las alternativas más interesantes que propone esta bodega alavesa parten del protagonismo de variedades de uva "nuevas" en el catálogo de la D.O.Ca Rioja que se cultivan desde hace siglos en la región, sin perder de vista su línea más clásica. Así, como broche final, degustamos Conde de Valdemar Gran Reserva 1985.
Lo más interesante de la cata fue el poder contar con la orientación de Ana Martínez Bujanda, directora de marketing de Bodegas Valdemar, representante de la sexta generación en la tradición bodeguera de la firma. Durante la cata nos transmitió el respeto por la tierra, la uva y la tradición que ha heredado. Y esto fue lo más positivo de la velada.
Tal vez sea porque en mi casa siempre hemos corrido la pitarra con todo el amor y el entusiasmo del mundo, por lo que cada vez presto más atención a lo que yo llamo "el lado humano del vino", esto es, la pasión con la que los bodegueros sacan adelante el producto y terminan amándolo. Y tal vez por esto me di cuenta que en una cata vertical no sólo se terminan apreciando los rasgos diferenciales del vino que catas, si no que de alguna manera también se conecta con la implicación de la bodega en sus vinos.
Conde de Valdemar Blanco 2011 e Inspiración tempranillo Blanco 2011, con brocheta de salmón con uvas y mahonesa de eneldo. |
Inspiración Valdemar 2008 y 2010, acompañado de zancarrón a la sidra con crujiente de patata gallega. |
Inspiración edición limitada 2005 y 2008, Inspiración Valdemar Maturana 2005 y 2008. |
Conde de Valdemar Gran Reserva 1985. Lo acompañamos con mousse de queso freco y chocolate de naranja sobre galleta de canela. |
Tal vez sea porque en mi casa siempre hemos corrido la pitarra con todo el amor y el entusiasmo del mundo, por lo que cada vez presto más atención a lo que yo llamo "el lado humano del vino", esto es, la pasión con la que los bodegueros sacan adelante el producto y terminan amándolo. Y tal vez por esto me di cuenta que en una cata vertical no sólo se terminan apreciando los rasgos diferenciales del vino que catas, si no que de alguna manera también se conecta con la implicación de la bodega en sus vinos.
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