17 julio 2012

Nápoles...cosa mangiare?

La cautivadora belleza de Nápoles deja huella. "Vedere Napoli e dopo morire" (ver Nápoles y después morir) dicen los italianos. Pero la ciudad es exigente con el viajero y en especial con el turista: le obliga a  mirar y ver más allá del llamativo caos que rige la urbe. No ocurre lo mismo con su oferta gastronómica popular, que seduce desde el primer instante a través del aroma a albahaca que perfuma las calles o del olor a pizza recién horneada que nos sorprende al doblar la esquina. Un primer acercamiento a Nápoles a través de su gastronomía  popular puede abrirnos los ojos. Repasamos cinco hitos gastronómicos representativos de la ciudad partenopea

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  Pizza. Cualquier porción de pizza que uno pueda comer en Nápoles va a ser siempre mejor que las pseudo-pizzas a las que estamos acostumbrados, pero hay que entender que hay pizzerías y pizzerías. En teoría las auténticas siguen los preceptos marcados por la Associazione Verace Pizza napoletana, que surgió para preservar las características de la auténtica pizza napolitana, pero no todas las pizzerías buenas forman parte de la asociación. Precios demasiados altos y una carta claramente orientada a turistas nos pueden dar pistas sobre los locales menos auténticos. Como índice de referencia podemos tomar la pizza margarita, que no debe costar más de 4€, aunque en algunos sitios podemos encontar pizzas desde 3€. 

A la izquierdapizza salsicce e friggiarelli (o friarielli) en Pizzería Sofia
Derecha, pizza calabrese (con salami picante y cebolla ) en Antica Pizzeria I Decumani (Via dei Tribunali, 58).


Di Matteo (Via Tribunali, 94), Da Michele (Via Cesare Sersale, 1) y Brandi (Salita Sant'Anna di Palazzo, 2) son algunas de las más pizzerías tradicionales más famosas de la ciudad. Sea donde sea, es obligatorio degustar la sencilla pizza margarita y las típicas pizzas napolitanas con salchichas y grelos "salsicce e friarielli" y "marinara" con tomate, ajo, orégano y aceite. Sin duda piatti classici della tradizione partenopea. 
El bote cuelga del techo.
 Nennella. Todo el que visite Nápoles debería conocer Nennella (Vico Lungo Teatro Nuovo, 103) para conectar de manera directa con el espíritu napolitano. Es el ejemplo perfecto de trattoria popular donde se come bien y barato: dos primeros, dos segundos y una botella de vino por 20€. Lo mejor del establecimiento es el ambiente: carta escrita a mano y mantel de papel, cesto en el techo para las propinas y foto de Maradona (onmipresente en Nápoles) presidiendo la ventana que da acceso a la cocina. Los ochos camareros que atienden el pequeño local (y las mesas de la improvisada terraza exterior), aseguran con su desparpajo una comida divertida. Por no hablar del momento en el que alguien deja propina y el dueño baja el cestillo de techo, o si algún grupo pide el bidé de fruta

Tallarines con cigalas (linguine agli scampi), ensalada caprese y pez espada a la plancha.

Cartel en el centro de Nápoles.
  Sfogliatella y Babá. Dos dulces típicos de obligatoria degustación. Junto con Pulcinella (Polichinela, personaje de la Commedia dell'Arte) y el internacional actor de cine Totò, son los iconos más representativos de Nápoles. La sfogliatella es una pastelito de hojaldre en forma de concha, relleno de una compacta crema  a base de ricotta aromatizada con vainilla. Sorprende el peso de cada pieza y su extraordinaria textura crujiente exterior. El relleno es contundente y apenas dulce. El babà es un bizcocho borracho con forma de seta, normalmente empapado en ron o limoncello, que puede resultar algo empalagoso según qué paladares. Ambas delicias se encuentran fácilmente en cualquier rincón de la ciudad desde 1,50€.

Izquierda: sfogliatella en Pasticceria Pintauro (Via Toledo, 275) fundada en 1785 por Pasqualino Pintauro, 
el pastelero que mejoró la receta conventual. Derecha: babà al ron en el escaparate de Sfogliatella Mary (Via Toledo, 66).


Gelato.  Como en toda Italia, los helados son una delicia y una verdadera tradición. En general son más cremosos y menos azucarados que los artesanales españoles, pero dentro de la oferta napolitana también hay diferencias. Por ejemplo en Gelateria della Scimmia (Piazza Carità, 4), una de las mejores heladerías de la ciudad, destacan los helados de fruta de temporada, frente a Fantasia Gelati (Via Toledo 381) donde las  propuestas son más llamativas se inspiran en sabores de la repostería tradicional italiana (como la cassata siciliana o la panna cotta). Helados desde 2€.

"Pistacchio e fragola" en La Scimmia - "Golosone e Panna cotta" en Fantasia Gelati.
  Granita. Granizados de mil y un sabores que parecen devolverte a la vida cuando visitas Nápoles en verano. Por la ciudad hay multitud de carritos y puestos de granita, desde los improvisados por el vecino de turno, a los puestos fijos que usan sólo  ingredientes de calidad. La tradición por el granizado nació en Sicilia, de donde parten todos los rankigs de los mejores granizados italianos, pero los de napolitanos no tienen nada que envidiar a los sicilianos. Los mejores son los elaborados con limones y naranjas de Amalfi, de corteza gruesa y gran tamaño. Desde 1€.
A la izquierda y centro: granizado de naranja de Amalfi
Cuando comienza a derretirse el hielo se aprecia la pulpa y trocitos de semillas. 
A la derecha: granizados de sabores en una cafetería.

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