12 abril 2009

Cena de lujo

El otro día, así por casualidad, acabé cenando en un restaurante de hotel que pasa desapercibido ni lo te fijas o no te recomiendan. Es el Restaurante Turina del Hotel NH Abascal, en el número 47 de la C/José Abascal (justo entre las estaciones de metro de Gregorio Marañon-L10, y Alonso Cano-L7). Con una interesante oferta "Crea tu propio menú", por 33€ puedes elegir un entrante y un plato principal (carne o pescado) y un postre. La única pega es que las bebidas no están incluidas pero teniendo en cuenta la calidad de las materias primas y de su cocina, merece mucho la pena.
 
Empecé la cosa con un Campari Soda en un bar cercano para ir abriendo boca. Siempre que me da por pedir este tipo de bebidas-aperitivo es como si me preparara inconscientemente para la degustación. Debe ser por su efecto reconfortante, o por mi latente vocación chica Campari. No sé. El caso es que vaticinó una gran cena.
 
Los ojos me hicieron chiribitas cuando leí la carta. ¿De verdad puedo elegir entre todo esto?
  • ENTRANTES: lomo y jamón ibérico de bellota; ensalada de vegetales con milhojas de foie queso y manzana; tortellini a la crema con gorgonzola y nueces; crema de calabaza con chips de verduras; verdura y hongos a la plancha con vizcaína de pimiento dulce; arroz cremoso con verduras y chipirones al alioli de tinta.
  • PESCADOS: merluza al horno con migas de verduras y natillas de erizos de mar; dorada a la plancha con vinagreta de soja, sésamo y perdiz; bacalao confitado con revuelto de pisto manchego; chipirones y vieiras con chutney de cebolla roja.
  • CARNES: carrilleras de ternera estofadas al oporto; solomillo de vacuno plancha con verduras salteadas; escalopas de foie de pato con patitas de perdiz escabechada; lomo de cordero asado al romero.
  • POSTRES: láminas y rizos de frutas naturales con crema helada de limón; surtido de helados sobre tierra de chocolate y polvo de especias; soufflé de chocolate caliente con helado de avellana; espuma de queso y miel con helado de yogur; piña al ron con crema de chocolate blanco y helado de coco.
Al final me decanté por el arroz cremoso con verduras y chipirones al alioli de tinta, y el bacalao confitado con revuelto de pisto manchego:



La verdad es que la elección fue de lo más acertada. El arroz en su punto justo, ese punto tan difícil de encontrar en tantos arroces cremoss que sirven por ahío. Y muy curioso el alioli de tinta. El bacalao delicioso, con su textura firme y desmigable a la vez. Lo único a criticar sería que según la carta el bacalao venía acompañado de revuelto de pisto, pero el pisto en el plato no venía revuelto sino acompañado de huevo poché, cosa que personalmente prefiero.
 
En mi mesa vi más cosas. Como aperitivos, unas deliciosa croquetillas y una degustación de migas con yema de huevo. Como entrante también el surtido de ibéricos (acompañado de rebanaditas de pan con tomate), y como platos principales un par de solomillos (extra tiernos) y unos cuantos chipirones y vieiras a la plancha. Se me iban los ojos al solomillo, la verdad, pero yo tan feliz con mi pescaíto. Acabando el plato principal ya estaba yo pensando dónde iba a caber el postre. Había sido demasiado comida, pero un huequito para golosear sí podía hacer.

 
Pedimos dos postres: el surtido de helados (caseros, anda que no se nota); y el soufflé de chocolate. Por supuesto que deliciosos, pero sobre todo muy bien presentados. Y eso de las tierras de chocolate algo fuera de serie, daban ganas de comerlo como si fuera cous cous.
Menos mal que hicimos caso al maître, y pedimos dos menús y dos platos principales (éramos cuatro comensales), no quiero pensar lo que hubiera pasado si cada uno hubiéramos pedido menú... ¿salir rodando?
 
No creo que una chica campari coma así.

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