La importancia de la carta de postres en los restaurantes es más o menos reciente. La nueva tendencia es presentar postres llamativos que sirvan de colofón a la experiencia gastronómica que plantea el chef de turno. En los locales más modernos la carta de postres adquiere casi tanto o más protagonismo que la carta principal y la carta de vinos. Lo triste es que en la mayoría de los casos muchos de estos postres se presentan como "caseros y con glamour" cuando en realidad son de quinta gama. Y ojo, que no estoy en contra de los productos de quinta gama, sólo en contra de la utilización del término "casero" para definir algo que no se ha hecho en casa.
Por suerte, todavía se pueden encontrar auténticos postres caseros en muchos restaurantes de Madrid. Sobre todo en los establecimientos más tradicionales donde se trabaja con recetas de siempre. Y es que un postre bien hecho es imprescindible para sentido al almuerzo más castellano o más madrileño que se tercie.
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Buñuelo de manzana de la Taberna La Bola (C/La Bola 5). El concepto es sencillo: manzana laminada, rebozada en masa de harina y frita. La textura final es mucho más compacta que la de los buñuelos de viento, pero menos aceitosa que en estos. Que el único dulzor se consiga con un suave aguamiel, y que venga acompañado de un cremoso helado de vainilla, ayudan a que sea un postre fácil de comer aún después del famoso cocido madrileño de La Bola.
Tarta de Queso de Los Galayos (C/ Botoneras 5). Con masa jugosa y mermelada de frutos del bosque, la sirven en plato de pizarra salpicado de azúcar glas y sirope. Es una de las especialidades de la casa, tan imprescindible como el Chuletón de Lomo de Buey.
Tarta Botín y Bartolillos de Casa Botín (C/ Cuchilleros, 17). Una ligera tarta de merengue y crema o un crujiente bartolillo típico madrileño es el final perfecto para un almuerzo o cena en el establecimiento con más historia de la capital. La receta de los bartolillos ha sido recuperada por la familia González como guiño a la propia historia del restaurante, que durante el siglo XIX fue también pastelería.
Tarta de Queso con arándanos de El Senador (Pza. de la Marina Española 2). La masa compacta y fina base de galleta contrastan con la jugosa y abundante confitura de arándanos. Un postre de categoría a nivel del Cochinillo de Segovia que preparan en este céntrico restaurante.