Sorprendente es la variedad de dulces típicos que podemos encontrar en cada provincia española. Una inmensa mayoría son fruto de recetas que han ido evolucionando con el paso del tiempo, hay muchas cuyo origen se pierde en el tiempo y que casi siempre convergen hacia un origen árabe, sefardí o mozárabe común. Otros se deben a recetas más recientes, en algunos casos pergeñadas para conmemorar un acontecimiento determinado, o que simplemente nacieron en algún establecimiento local y han sido tomadas como identificativas por una ciudad o región.
En cualquier caso estos dulces son el verdadero souvenir de cada localidad, ya que pocas cosas representan mejor el origen de una zona (e incluso trayectoria histórica), el sabor (materias primas propias de un entorno natural concreto), y costumbres de sus habitantes (etnografía, necesidades nutritivas, calendario de festejos, arte en la elaboración).
Teniendo en cuenta esto, si un compañero te dice que va a hacer una escapadita a Arnedo y que acepta encargos…creo que no hace falta decir qué fue lo primero que se me pasó por la cabeza: FARDELEJOS. Pues ea…aquí están, tan deliciosos como los recordaba:
En cualquier caso estos dulces son el verdadero souvenir de cada localidad, ya que pocas cosas representan mejor el origen de una zona (e incluso trayectoria histórica), el sabor (materias primas propias de un entorno natural concreto), y costumbres de sus habitantes (etnografía, necesidades nutritivas, calendario de festejos, arte en la elaboración).
Teniendo en cuenta esto, si un compañero te dice que va a hacer una escapadita a Arnedo y que acepta encargos…creo que no hace falta decir qué fue lo primero que se me pasó por la cabeza: FARDELEJOS. Pues ea…aquí están, tan deliciosos como los recordaba:

El fardelejo es una golmajería de origen árabe no excesivamente dulce aunque contundente (algo normal si pensamos que realmente es un pastelito frito de hojaldre, a modo de empanadilla, relleno de un mazapán tan fino que semeja en textura al bizcocho), que se cree comenzó a elaborarse entre los siglos IX y X. El secreto de su sabor es, por supuesto, la calidad de la almendra. Un dulce así bien merece una escapadita a Arnedo.
PD: Gracias Raúl ;-)
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