Estuve por primera vez en Ámsterdam hace ya varios lustros, gracias al viaje que organizó mi profesor de Derecho Comunitario para visitar las instituciones europeas con sede en Bruselas. En aquel entonces no tenía yo el sentido gastronómico tan desarrollado, de hecho creo que no probé ninguna especialidad local (salvo la cerveza) pero fue un viaje muy enriquecedor del que guardo muy buen recuerdo. Tuvimos mucho tiempo libre porque las visitas sólo nos ocuparon tres días, y aunque el resto del tiempo lo dedicamos a visitar algunas de las ciudades belgas más próximas, no pudimos evitar hacer una excursión a Ámsterdam, dada la poca distancia que dista entre las dos capitales. La imagen de esta ciudad se me quedó tan grabada, que el volver a visitarla ha sido una asignatura pendiente durante todos estos años.
Cuando uno prepara un viaje está claro que no hay que conformarse con lo que se lea en las guías de viaje. Según muchas opiniones Holanda no es un país que destaque por lo gastronómico, pero gracias a nuestro especial sentido gastronómico (que nos permite ver interesante incluso la más simple de las curiosidades locales), la gastronomía holandesa “de calle” que hemos visto y probado en Ámsterdam nos ha resultado tan curiosa y sorprendente que no podemos pasar por alto nuestra experiencia:
1.- Comida ultra-rápida (food from the wall):
Por toda la ciudad hay locales de este tipo, si bien la cadena más famosa es
FEBO. Eliges mentalmente el producto, introduces las monedas, y abres la ventanita que quieras. Croquetas, fritanga y hamburguesas en casilleros, el truco es abrir el que tenga el crital un poco condensada (eso significa que está reciente). En cada local hay dos dependientes que se encargan de reponer la fritanga y atender el mostrador, ya que venden bebidas, patatas fritas y otras especialidades. En estos sitios es muy fácil identificar a los españoles….todos haciéndose fotos con la comida de la pared. Precios interesantes, cosillas desde 1€ y hamburguesas grandes por 3€.
2.- Cocina indonesia:
Posiblemente Ámsterdam es una de las mejores ciudades europeas para acercarse a la cocina indonesia. Las Indias Orientales fueron colonia hasta mediados del siglo XX y las responsables del gusto holandés por lo oriental. Nosotros estuvimos en BOJO y probamos el plato indonesio más holandés, el
rijsttafel. La traducción seria “mesa de arroz” y su origen se remonta a los exploradores holandeses que no se saciaban con la comida indonesia y mezclaban con arroz todo tipo de platos sin ton ni son, ante los “ojipláticos” aborígenes. Menos mal que pedimos la versión mini, porque la verdad es que el plato llenaba bastante, y menos mal que el camarero nos pregunto qué grado de picante queríamos. Si hubiéramos sabido que “muy poco picante” significa en indonesio “salsa que abrasa el paladar”, hubiera sido la leche. Pero claro, tampoco fue plan de reclamar nada al camarero, que era como el hermano fuertecito de
Dwayne Johnson. De postre,
spekkoek, un soso bizcocho típico (soso en aquel momento de insensibilidad palatal) y
cendol, que nos dejó con el intríngulis si lo del fondo del vaso, con aspecto de fideo tipo fideua cocido, era de especie animal o vegetal. Mi hermana está segura de que eran larvas de coco, que ella lo ha visto en Supervivientes.
Al parecer es algo normal creer que esta bebida se hace con gusanos.
3.- Arenques y patatas fritas con mayonesa en puestos callejeros:
Quizás de lo más típico. Los arenques fueron el origen de Ámsterdam como asentamiento de pescadores. En estos puestos se pueden compran en bocadillo [
broodje haring]: limpios y abiertos por la mitad y sin la espina central, con pan tipo “hot dog”, y cebolla picada o pepinillo en vinagre a elegir. En teoría el pescado está curado o en salmuera, aunque a nosotros nos dio la sensación que estaba crudo. Crudo y soso. Lo mismo ahora tenemos anisakis en nuestro interior. Respecto a las patatas fritas [
frietjes met mayo], se ve a gente comiéndolas a todas horas. No recomendamos probarlas en este tipo de puestos: el sabor del aceite (si es que es aceite) las hace extremadamente empachosas y presumiblemente poco sanas. La mayonesa que sirven tampoco es la que se consume en España, es más ligera pero con una textura más aceitosa. Vamos, una bomba.
4. - Sabores extraños:
Como no podía ser de otra manera entramos en un súper (Albert Heijn por supuesto, que para eso es la cadena más importante de Holanda que
patrocina incluso la Eredivisie) a comprar unos souvenirs. La conclusión que sacamos es que os holandeses disfrutan con los sabores raros: lays peperonni, Fanta de arándanos,
ketchup con curry... Ojalá se vendieran cosas así en España. Lo del ketchup con toque de curry lo vimos y probamos en muchos sitios, y realmente está muy rico. Una de las cosas que más nos llamó la atención es la afición por desayunar
hagelslag, o lo que es lo mismo tostadas con mantequilla salpicadas con virutas dulces. Tremenda la variaedad de
cajas de fideillos en el súper.
5-. Eetcafés:
Si tuviéramos que comparar, diríamos que son como los bares/cafeterías españolas con platos combinados. Son los mejores sitios para probar los
uitsmijter (
sándwich mixto con huevo y sin la rebanada de arriba) y los
pannenkoeken, que es lo que los holandeses suelen degustar como almuerzo. Nosotros estuvimos en varios eetcafés, pero el mejor
pannekoek lo comimos en
Pannekoekkelder, un sitio sorprendente en una callejuela del centro.
6.- Viva lo dulce:
Pocas veces he visto tantas tiendas tan asombrosas de cosas dulces por metro cuadrado. El escaparate de
Jordino y el local de
De taart van m'n tante ...impresionantes!! Los holandeses son extremadamente golosos, y para muestra un botón: en las cafeterías sirven
galletitas y azucarillos variados con el café o infusiones llegando a a ser exagerado por cantidad y variedad, resultando casi imposible transportar el platillo y la taza hasta la mesa si que caiga algo al suelo. Hablando de
infusiones, en cuanto a sabores y mezclas de hierbas los holandeses nos llevan ventaja, sorprendentemente los mejores locales para disfrutar de una buena infusión son los coffeeshops, debe ser que con eso de que no pueden vender alcohol se esmeran en ofrecer una atractiva carta.
7-. Del mercadillo de barrio al bar de moda:
Las ciudades antiguas presentan una serie de contrastes fruto de su pasado y su presente que las dota de un atractivo especial. Esto es algo que se manifiesta también en lo gastronómico, y que por supuesto también nos ha llamado la atención en Ámsterdam. Por la mañana se puede curiosear en alguno de los mercadillos que proliferan en la ciudad, muchos de ellos con productos de agricultura ecológica y quesos traidos directamente de las zonas más rurales. Esto presenta un mundo completametne alejado de la Febo-fritanga, por supuesto que en Holanda de puede comer bien. Por la tarde se puede tomar un algo en un café al más estilo bohemio-moderno, con terraza al canal de turno, porque por supuesto que hay terracitas en Ámsterdam aunque amenace lluvia. Para alucinar recomendamos
De Jaren.

Contrastes también hay en los locales: desde oscuras cervecerías con una variedad inmensa de marcas y tipos (como
Gollem, con cervezas trapenses en carta, por lo que ya de antemano es una de las mejores cervecerías de la ciudad), los concurridos
bruin café, y las coquetas brasserie como
Luden (por cierto muy recomendable el Pollo Satay).
Después de escribir esto sigo pensando que las guías turísticas se equivocan. Qué pena ir sólo a Ámsterdam a fumar porros, ¿no?