15 marzo 2010

Entre tapa y tapa (Vol.7)...Dando gusto al paladar

El otro día estando con unos amigos surgió una conversación de lo más interesante acerca de lo que disfrutamos los españoles en los bares, y la cantidad de gente que sigue quedando de cañas y cenando fuera a pesar de la crisis. La verdad es que es algo tan arraigado en nuestra sociedad que casi no concebimos nuestro ocio sin tapeo o cena fuera. Reconozco que mi forma de ver el asunto en un tanto particular. Los más cercanos siempre dicen que no tengo remedio, que “no puedo dejar de ser empollona ni en los bares” y que estoy buscando siempre razonamientos imposibles a las cosas. No sé que consecuencias podría haber tenido la siguiente reflexión entonces, pero bueno, es lo que pienso.
Cuando doy gusto al paladar se pone en marcha un mecanismo en mi cabeza que me permite enlazar cualquier detalle con ideas culturares y sociales. Puede sonar raro pero no puedo evitarlo. Es como si aflorase otra perspectiva para disfrutar de lo gastronómico, que dota del mismo atractivo al chato de tinto del bar más kitsch del barrio (esos donde no cesa nunca el soniquete de las tragaperras y hay cabezas de gambas en el suelo), o a la más innovadora de las tapas del lounge-bar que han abierto en la esquina. La cocina es reflejo de unos “modos” asentados en lo cotidiano, entendiendo “modos” en sentido amplio como un conjunto de factores condicionales y externos que son reflejo de la evolución de la misma necesidad física de alimentarnos (reponer energía), que pasa por la obligatoria adaptación del hombre al medio (comer lo que la naturaleza me da en este sitio concreto y que me permite vivir en donde vivo), al Arte de disfrutar con los cinco sentidos (que necesariamente se nutre de factores sociales y culturales).
Disfrutar comiendo yo creo que siempre se disfruta, aunque sólo sea por el placer de saciar el apetito y calmar esa necesidad física, pero ¿no es algo incongruente pensar en ARTE cuando hay personas que no cubren esas necesidades nutricionales básicas? Sin lugar a dudas la profesionalización de la cocina, las nuevas técnicas, la vanguardia en la elaboración y presentación de los alimentos es un lujo de los países ricos, y muy pocas veces somos conscientes de ello.
Si la cocina es una buena vía para conocer a un pueblo, su entorno, costumbres y trayectoria histórica, debemos sentirnos muy afortunados de lo que nuestra cultura culinaria significa.

Foto de ayudarycuidar.com

1 comentario:

  1. Hola, soy Juan de Elche, y yo creo que no es incongruente pensar en arte culinario, a pesar de que en el universo haya seres que pueden estar muy necesitados, por lo mismo que no es incongruente disfrutar de la literatura en una sociedad seguidora de Belén Esteban.
    La lástima, la pena, junto con la conmiseración, mantienen una fachada hipócrita digna de la mejor de las ambientaciones costumbristas.
    Un saludo.-

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