Cuando yo era pequeña mis padres solían quedar mucho a comer en Fuencarral pueblo, en una zona de mesones que se aglutinaban justo en la carretera principal, donde la especialidad era el conejo al ajillo y en general la cocina castellana. Recuerdo especialmente haber ido en varias ocasiones a Casa Felipe, recuerdo asentado tal vez en mi memoria gracias al juego de jarritas de barro (de esas típicas de mesón) que tenemos en la cocina, que seguro fue obsequio de la casa en alguna de aquellas gestas familiares.

A pie recorrimos la calle/carretera principal y callejeando un poco llegamos hasta el ayuntamiento. Sus casas bajas y comercios antiguos mantienen intacto su aroma a pueblo, algo curioso teniendo en cuenta su cercanía con el nuevo símbolo de modernidad de Madrid, las cuatro torres o CTBA. Algo también chocante si pensamos en el humilde origen de este pueblo, según dicen una fuente donde paraban arrieros y carros a repostar, que dignifica aún más este barrio, clave del distrito más grande de Madrid.

Pero nada me distrae de la asombrosa carta de vinos escrita a tiza en la pizarra que hay detrás de la barra, y que he visualizado nada más entrar...
- Lan Crianza, Protos cosecha, Viña Alcorta, Marqués de Cáceres, Viña Pomal, Cune crianza, Paternina, Viña Real... 3€ la copa.
- Rioja cosecha, Ribera, Barbadillo y Rueda... por 1,7€ la copa.
Protos y Lan en un bar así, la verdad esto sí es una sorpresa, casi sin querer me viene a la mente esa conocida canción de Burning "Qué hace una chica como tú en un sitio como este". Tarareo la canción y visualizo en barra unas empanadillas caseras de estas que quitan el sentío nada más mirarlas. He aquí la segunda sorpresa, caseras y deliciosas de queso y atún (1€/u):
Después de la empanadilla lo pienso mejor. El vino bueno me sabe más rico en estos bares. ¿Por qué asociamos "vino bueno local bonito"? Estos bares están en peligro de extinción, en la mayoría de los casos cierran para siempre cuando se jubila el dueño. Se pierde su esencia aún cuando lo reabre el nuevo, porque la tendencia es el wengué y los aires minimalistas, o el wi-fi y lo vintage. ¿Qué nos están metiendo en la cabeza?

Casa Felipe lo vi muy modernito, no sé si me atreveré a volver.