Se trata de la Bodega Cañizares (C/de Santa Rita, entre el gimnasio y la perfumería que hace esquina con Clara del Rey), un local minúsculo todo pasillo y barra, que pasaría desapercebido si no fuera por las personas que, botellín en mano, se agrupan en su puerta. Y es que para lo pequeño que es el local es asombroso la variedad de pinchos y tapas que ofertan. Y claro, todo está tan bueno y es un sitio tan auténtico, tan "castizo", que la gente va aunque no pueda entrar.
Destaca que ponen buena tapa con la consumisión (deliciosos los mejillones en salsa), que incluso reponen si cocina se retrasa en preparar tu pedido. Pero sobre todo destaca la carta de raciones (muy bueno el pollo al cava 6,50€, y los hongos con jamón en salsa 6€), los pinchos especiales, y los BRAVITOS.
Lo suyo es ir a botellines y a bravitos, y dependiendo del antojo del momento elegir entre los bravitos "normales" (entorno a 2€) o "especiales". Estos últimos son un poco más elaborados y un pelín más caros que los primeros, pero apetecibles sólo con nombrarlos: Lomo de orza con pimiento asado, Rabo de toro con salsa caramelizada, Sobrasada ibérica con brie y miel...(2,75€). Si se va al Cañi y se va con hambre, yo recomiendo la Verbena de Bravitos (17€ ideal para dos personas), es decir un surtido de los bravitos normales que sirven en tres tandas -que no en tres vuelcos-, de manera que hasta que no terminas un plato no te ponen el siguiente.
1ª ronda: mejillones en escabeche, boquerones en vinagre con picadillo de tomate y matrimonio (anchoca+boquerón) con tomate:

2ª ronda: cabrales, ventresca con pimineto asado, bonito con morrón:
3ª ronda: jamón ibéico con tomate, paté de pato, y chorizo ibérico:
Cuando voy al Cañi siempre recuerdo con guasa cómo lo descubrí, o mejor dicho cómo "me lo descubrieron"... todo fue gracias a cierta persona que estuvo apuntada en el gimnasio de al lado y que para recuperarse del esfuerzo físico tiraba de botellines y bravitos. Menos mal que cambió de gimnasio, y lo de los bravitos es ahora algo ocasional.